Aunque el artículo que os traemos tiene ya algunos meses, su contenido sigue teniendo plena actualidad.
Y es que la disparidad se aprecia en las obras que recibimos en la editorial, en las que unas se guían por las nuevas recomendaciones y las tildes han desaparecido de los “solo”, “este”, “esa”, etc., mientras que otras los mantienen cuando corresponde (y algunas, también hay que decirlo, están a medio camino entre una opción y otra, lo que, a todas luces, es totalmente incorrecto).
Generalmente, nosotros optamos por mantener el criterio elegido por el autor o seguir las nuevas normas si hay que corregir ese aspecto (no nos engañemos, es más sencillo buscar y eliminar las tildes que revisar caso por caso para incorporarlo cuando hace falta).
¿Vosotros qué preferís? ¿Os parecen acertadas las recomendaciones que se hicieron a este propósito?
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