Historia, influencer, sexo, drogas, familia, enfermedad, libertad y libertinaje. Ésta es mi ensalada. ¿Te atreves?
Maquillamos todas las situaciones de la vida porque al parecer si no eres perfecto, no encajas y, si no encajas, no estás preparado para esta sociedad. Pero ¿quién te ha dicho que encajar sea lo correcto?
Una introspección hacia mí misma y crítica hacia lo que observo. Atrevida, un poco indignante y algo chabacana. Puede que te haga cambiar de opinión, así que dime, si estás un poquito de acuerdo, ¿por qué no abres la primera página y te das una oportunidad a ti mismo/a? Porque igual te hará pensar. Aunque tranquilo o tranquila, pensar está sobrevalorado, así que al menos, un buen rato pasarás.
Hemos charlado con Yolanda Pardo de la Paz, acerca de la publicación de su último libro: un artefacto literario único e inclasificable.
1.- “Políticamente directa” parece una obra sin filtros ni complejos. ¿Qué fue lo que te llevó a escribir este libro tan honesto y crítico?
Quizás estar harta de ver tanto “maquillaje” en general, es decir, ya no hay un periodismo real, ni programas de opinión que no estén conducidos por una posición política, demasiado eufemismo en las redes y el la televisión, el mundo mal repartido en todos los ámbitos, el posturoneo y bienquedismo. Estamos rodeados de mentiras que dichas en bucle se convierten en verdades y la desinformación está a la orden del día, por lo que dar mi opinión basada en mis propias experiencias me apetecía mucho y me he quedado corta (jaja) Ser honesto debería ser algo normal pero al parecer está en peligro de extinción.
2.- Tu biografía menciona un “Doctorado en Relaciones Humanas” basado en experiencias nocturnas. ¡Cuéntanos!
Con 18 años me independicé y tenía que pagarme un alquiler sola y los estudios sin ayuda alguna por lo que el dinero más rápido lo encuentras en la noche, en mi caso, trabajando de camarera. Trabajé en bares, discotecas y festivales durante años y ahí conoces a mucha gente, quizás demasiada. Personas de toda clase social y con algunas (o muchas) adicciones. Al final cuando uno no se ha drogado nunca y ha vivido en ese mundo turbio más desde dentro de lo que hubiese querido, pues aprendes a analizar mucha situaciones, observar y escuchar se convierten en tu tesis y los años te llevan a ese Doctorado y no es más, porque tú estás en el mundo real y la gente que se droga está en otro mundo muy distinto. Hay historias surrealistas y otras muy tristes. De hecho, si hay un tercer libro, todavía me queda mucho donde ahondar, pese a quien le pese, nunca pongo nombres, por eso de salvaguardar la privacidad pero…no, no he contado todo.
3.- En el libro haces una crítica incisiva a la perfección y los estándares sociales. ¿Dirías que el mensaje principal del libro es una llamada a la autenticidad?
No lo había pensado así, pero ahora que me lo mencionas y le doy un par de vueltas en esta mente inquieta, pues es un rotundo sí. Sí, quizás esa sea la médula de este libro.
Por favor, no hay que tener miedo a simplemente ser, que la gente hagas lo que hagas va a hablar igual, ¿qué más dará? Hay que vivir sin pensar demasiado en quien te está mirando.
4.- Tu trabajo como Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y en el sector de belleza parece ofrecerte una perspectiva única sobre el cuerpo humano y sus transformaciones. ¿Cómo han influido estos conocimientos en tu obra?
Son dos mundos muy distintos que te hacen la suma perfecta del 1 más 1 es igual a 2, me explico, en ambos sectores haces tu parte de psicóloga no titulada, pues los humanos tendemos por norma general a contar nuestra vida (salvo cuatro que saben que cuanto menos sepan de su vida, mejor) y aunque en un sitio vayan a “ponerse guapas” y en el otro requieran de cuidados por causa de fuerza mayor, pues te das cuenta de que por un lado, aún teniéndolo todo (en el caso de la belleza) no está contento con nada y se queja porque sí y en el otro caso, cuando realmente están jodidos e incluso jodidos y solos que eso sí es muy triste, no suelen quejarse apenas. Es curioso y cuanto menos para pararse a pensar y analizar lo mal que funcionamos. Que no te corten un dedo para que sepas valorarlo, en eso se viene resumiendo todo.
Por otro lado, la belleza está sobrevaloradísima y la inteligencia infravalorada, algo no funciona, así que…así nos va, filtro sobre filtro y a gastar dinero en cambiarnos para solapar las carencias mentales. Y no digo que esté mal, digo que hay sitio y dinero para todo, solo debemos querer y gestionarnos bien pero, somos bastante farsantes.
5.- El boxeo es una pasión peculiar para una escritora. ¿Crees que esta disciplina te ha enseñado algo que haya servido a tu carrera literaria?
Sí, que todo se puede con ahínco, ganas y empeño. Es un mundo muy difícil como el de la literatura pero…¿por qué no? si algo te apasiona no lo dejes pasar y ya veremos que pasa.
El boxeo me ha dado tanto que no sabría por dónde empezar. Me ha dado humildad, respeto y el no juzgar a nadie por cómo es físicamente, entre muchas otras cosas. También me ha enseñado un poco de picaresca, mucha fuerza de voluntad y hablando mal y rápido, muchos cojones. Dicen que uno cuando se sube al ring, boxea como es, y sí, es verdad, si eres una persona calculadora seguramente tu rol sea el de contragolpeador, pensar cuando va a llegar tu momento porque estás observando a tu rival, ser paciente y aunque lleves un par de hostias y te apetezca ir con todo, esperar. Si en cambio eres muy ansioso, lo más seguro es que te salga la raza y vayas para delante como un toro. Son un par de ejemplos que puedo poner entre muchos ¡eh! Y todos están bien, no te hace mejor ni peor boxeador, el caso es que todo se puede hacer, si quieres boxear y subirte a un ring, que nadie te diga que no puedes hacerlo, es más, hazlo.
6.- Este es tu segundo libro. ¿Cómo ha sido la evolución de Yolanda Pardo de la Paz como escritora? ¿Qué diferencias encontraremos en “Políticamente directa”?
¡Buf! Hay una evolución personal enorme. Es que soy otra, nada que ver con la Yoli que escribió el primero, aunque mi forma de escribir sea la misma, directa, sin cortarme un pelo, sin miedo al qué dirán, algo chabacana (o mucho) tocando todos los palos, drogas, sexo, sociedad…yo disto 180 grados de aquella y, en las conclusiones de cada capítulo se nota mucho. Los dos son (como se dice en mi tierra) prestosus de leer, quien lea el segundo habiendo leído el primero me identifica igualmente, quien lea el segundo sin leer el primero, tanto de lo mismo. Escribo igual, pero no pienso igual. Evolución lo llaman.
7. En este libro planteas una serie de cuestiones provocativas sobre la sociedad y el comportamiento humano. ¿Cuál ha sido la reacción de tu círculo más cercano ante a tus reflexiones?
Ellos me conocen tan bien y soy tan transparente que no les ha sorprendido, me han dado la enhorabuena y se han reído de forma pícara. Es que aunque saque mi novela número decimoctava (por decir algo y ojalá así sea) siempre escribiré igual, sin pelos en la lengua, si no dejaría de ser yo y esa es mi esencia.
8.- Tu obra sugiere una mezcla de introspección y crítica social. ¿Cómo equilibras estas dos vertientes en el libro?
Porque creo que si todos hiciéramos esa introspección, nos daríamos cuenta de que la sociedad no va en consonancia con lo que debería ser. La tecnología avanza a pasos agigantados, tenemos todas las herramientas para ser mejores en todos los aspectos y estamos involucionando, solo hay que echar un ojo a las noticias (reales), entonces escribir me resulta muy fácil, es como si le diera a un interruptor y mi dedos escriben solos. Si te conoces bien, si sabes lo que haces mal, lo que has hecho mal y lo que debes mejorar, criticar al resto es sencillo jajajaja.
9.- Como escritora que desafía normas, ¿cuáles son los mayores retos que has enfrentado al plasmar tus pensamientos libremente en esta obra?
Ninguno, escribiría otra parte de Políticamente directa en un mes, tengo demasiadas cosas de las que me gustaría hablar. Demasiadas historias aún en el tintero de las que tirar.
Cuando no te importa el qué dirán, es simplemente muy sencillo.
10.- Por último, el libro parece invitar a los lectores a reflexionar y cuestionar. ¿Qué esperas que se lleve el lector al cerrar la última página de “Políticamente directa”?
“¡Mierda! me ha hecho pensar esta tía”
Ojalá me llaméis vosotros y me digáis, “está yendo tan bien que queremos otro en tres meses” sería un sueño. (Guiñito con tono adulador)