El diván de Terra Ignota: María Utrilla

En esta ocasión, nos visita a nuestro particular diván la escritora María Utrilla, autora de la obra Bajemos la luz y otros relatos nocturnos.

 

 

– Bajemos la luz y otros relatos nocturnos, ¿por qué esa presencia de la noche?

Creo que el motivo es bastante romántico y que tiene que ver con la forma en la que en muchas obras se presenta la noche como escenario literario. La noche es para mí el escenario perfecto para las escenas de misterio y de suspense. Los personajes más peligrosos utilizan la noche y la oscuridad para sus fechorías y muchas personas parecen desinhibirse en ella, ya sea para salir a divertirse o para actuar como no se atreverían durante el día.
Cuando empecé a escribir los relatos de este libro, me di cuenta de que todos ocurrían de noche y que muchos ni siquiera podrían haber ocurrido durante el día por el tipo de situaciones que se dan en ellos. De esta forma, la noche se convirtió en el marco común de todas las historias y me pareció adecuado que el título del libro hiciera referencia a ello.

 

– ¿En qué encontraste la inspiración para escribir estos relatos? ¿Algún autor en particular?

Creo que la música y el cine es lo que más me ha inspirado con este libro. Me gusta mucho escuchar música con los auriculares puestos y los ojos cerrados e imaginar escenas, personajes y situaciones. A veces escucho canciones que acabo de conocer, pero también algunas que llevo oyendo toda la vida y que me traen muchos recuerdos. Todo esto, unido al tema que quiero tratar en cada relato, va formando una historia concreta. La música ha tenido un gran peso en la creación de este libro.
En cuanto a los autores, podría destacar a Murakami por el halo de misterio que da a sus obras, y a Orwell y su Rebelión en la Granja, por el papel que desempeñan los animales en su libro y cómo se apoya en ellos para reflexionar sobre determinados temas, desde un punto de vista un tanto diferente. Y también, aunque no sea escritor, sino director de cine, a Tarantino, no por sus escenas llenas de sangre, sino por esa sensación constante de tensión que existe en sus películas y la inquietud de que toda la trama pueda dar un giro en cualquier momento.

 

 

– ¿A qué público va dirigida tu obra? ¿Qué es lo que quieres transmitir?

Va dirigida sobre todo a un público adulto, aunque creo que también podría leer la obra un público algo más joven, quizá adolescentes a partir de los catorce años. Esto no es así porque la obra sea especialmente dura, sino porque creo que los temas que se tratan en ella son principalmente adultos, y este es el público que se puede sentir más cómodo con ella.
En cuanto a lo que quiero transmitir, podría ser la empatía por las personas que viven un determinado tipo de problemas y situaciones difíciles. Me gustaría que el lector llegara a sentir la inquietud y la tensión de los personajes de estos relatos, a preguntarse cómo reaccionaría en esas mismas situaciones y si habrá muchas personas a su alrededor en circunstancias parecidas.

 

– ¿Cómo se te ocurrió darle el papel protagonista de uno de los relatos a un gato?

En realidad es algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo, me refiero a darle el papel protagonista a un animal, no a que tuviera que ser necesariamente un gato. Cuando el personaje protagonista es un animal, y además este es el propio narrador de la historia, aparece un recurso muy interesante, que se encuentra en obras como por ejemplo Rebelión en la Granja de George Orwell. El protagonista animal narra lo que percibe desde su punto de vista, pero no siempre entiende bien todo lo que ocurre a su alrededor, sobre todo cuando se encuentra en el mundo de los humanos. Su visión de los hechos es muy parcial, y mucho más inocente que la de una persona. Algo similar ocurre en ocasiones con el narrador niño. De esta forma, se establece una cierta complicidad entre autor y lector, en la medida en la que el lector llega a saber mucho más de lo que ocurre en la historia que el propio narrador que vive y cuenta la trama.
Bajemos la luz, al ser un libro con relatos diferentes entre sí, me pareció la mejor ocasión para introducir al narrador animal y buscar esa complicidad con el lector. Y el gato, que tiene siempre ese halo misterioso y nocturno, que puede cariñoso y a la vez feroz, me pareció el animal perfecto.

 

 

– Tocas algunos temas de gran actualidad social, ¿te interesan personalmente o de forma especial?

Supongo que sí, ya que siempre escribo de temas que me interesan a título personal, que me preocupan o con los que me he ido encontrando. Además, los temas que aparecen en el libro, como el consumo de drogas, la violencia de género, el acoso y el mobbing o los apuros económicos, afectan a muchas personas en este momento, y por eso me pareció una buena idea hacer una reflexión sobre ellos. Se trata de dar mi punto de vista, de buscar opciones positivas a estos problemas, y también de concienciar sobre ellos en la medida de lo posible.

 

– Aunque sitúas a tus personajes en situaciones límite, incluso podríamos decir que crueles, da la sensación de que, en ocasiones, intentas autolimitarte al ese respecto, ¿es así?

No se trata tanto de autolimitarme, sino de no regodearme en esas situaciones crueles, de no hacer de ellas el centro de cada historia. Mis personajes se ven envueltos en situaciones muy duras a las que les lleva la propia sociedad en la que viven, pero tratan de encontrar una salida a las mismas. Como autora, prefiero las historias constructivas a las destructivas. Por decirlo de alguna manera, no quiero esconder la parte cruel pero, tampoco limitarme a ella. No me gusta torturar a mis personajes ni matarlos como a moscas. Por eso en cada relato luchan por salir airosos de los apuros en los que se encuentran. Algunos lo consiguen y otros no.

 

 

– ¿Cómo ha crecido María Utrilla como autora desde su libro anterior?

No estoy muy segura, la verdad, aunque quiero pensar que he crecido en algún aspecto desde mi primer libro. Cuando me planteé escribir un libro de relatos, me propuse probar distintos tipos de narrador y de personajes, con los que no hubiera trabajado hasta entonces. Quería salir un poco de mi zona de confort, ver cómo me defendía en situaciones diferentes, y el resultado me ha parecido positivo. En ese aspecto, podría decir que he dado un pasito hacia delante, aunque aún tengo que avanzar mucho en esta profesión y me gustaría seguir haciéndolo con cada libro.

 

 

–  Muchas gracias María por tu tiempo.

Gracias a vosotros.

 

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