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Enric Vall Comallonga, de 47 años, nació en Sabadell el año 1973, a finales de la dictadura de Francisco Franco.

Desde muy pequeño tuvo afición por el arte y el dibujo. Obtuvo el título de técnico superior en Desarrollo y Ejecución de Proyectos de Construcción. Los diseños que proponía ya sobresalían sobre los del resto del alumnado por ser innovadores y muy imaginativos.

De pequeño vivió rodeado de magia. Su padre trabajaba en una entidad bancaria pero los fines de semana se ofrecía como vidente en unas reuniones que se realizaban para dar apoyo a la gente de calle de forma gratuita. Su madre trabajaba en una empresa de software, pero los fines de semana colaboraba como sanadora imponiendo las manos a pacientes, también de manera desinteresada.

Se casa con Deni, mujer de raíces gallegas, en el 2008 y tiene dos hijos, Álex, nacido el 2010, e Ivan, nacido el 2016. Los tres son los pilares que le mantienen ligado al suelo y que impiden que se disperse totalmente.

Hoy en día se dedica íntegramente a su trabajo de ingeniería en una empresa internacional y sus dos grandes pasiones, la escritura, de la que obtuvo uno de sus primeros frutos el año pasado con el libro publicado Unas Cien Palabras y la búsqueda de la verdad, que lo ha llevado por caminos que son a veces muy difíciles de recorrer porque implican muchos momentos de soledad y poca comprensión.

Se puede definir a Enric como una persona de entrega infinita a sus compromisos.

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Rodrigo Antonio Báez Espinoza, de 47 años, nació en Viña del Mar, Chile, el año 1973, momentos difíciles para el país por el gobierno militar.

Desde muy pequeño tuvo afición por el arte y el dibujo. Estudió Educación Tecnológica en Dibujo Técnico. Dedicado a proyectos de ingeniería desde sus comienzos, dejó de lado su labor de docente.

Una gran afición a las ciencias ocultas y a los misterios de la vida le llevó a diseñar entre muchas cosas más, una baraja de tarot dedicada a las aficiones inculcadas por su madre.

Llega a Barcelona el año 2000 con Javiera, su mujer, y Constanza, su hija de un año, para entender sus raíces andaluzas venidas de su abuelo exiliado por la guerra civil española, empezando su aventura de nuevos desafíos con el apoyo de su mujer, gran compañera de vida, teniendo un segundo hijo en tierras catalanas.

Hoy en día se dedica íntegramente a su trabajo de ingeniería en una empresa Internacional y a sus dos grandes pasiones, la música, siendo guitarrista de varias bandas durante el transcurso de su vida, y al dibujo artístico.

Se puede definir a Rodrigo como una persona de entrega infinita a sus compromisos.