Dos relatos breves protagonizados por el detective Edwards, personaje creado por el escritor Xavier Parera Gutiérrez

¡Hola, amigos y amigas lectores del blog de Terra Ignota Ediciones!

Soy el escritor Xavier Parera Gutiérrez de Tarragona. Me han publicado en esta amable editorial unos libros y esta vez os cedo una exclusiva.

Si no pasa nada, para el año que viene pienso reunir en un volumen mi obra poética completa y una recopilación de relatos. En esta segunda parte se hallan los casos de un detective inglés de los años 30 del siglo XX en Londres. ¡Tranquilos! No es un meticuloso detective que te obliga a pensar. Sus misiones consisten en descubrir determinados fenómenos, castillos con fantasmas, bosques encantados, sectas chinas… Algunos casos los resuelve, otros no. No es el típico héroe que siempre sale victorioso de los trabajos encargados.

Esta vez en exclusiva os cedo una pequeña muestra de dos de sus casos. El libro estará escrito en catalán porque cuando recopilaré la poesía deberé mantener el mismo idioma. Por tanto los relatos estarán en catalán también. Para este momento me he entretenido en traducirlos al castellano. No puedo enviar el futuro libro en castellano porque el apartado de los versos perdería el ritmo, la musicalidad y por supuesto la rima. Espero que disfrutéis con la lectura de los dos relatos y deseo que visitéis mi blog para estar al corriente de mis novedades y sentimientos literarios. Podéis dejar vuestras opiniones en el blog de la editorial o en mi blog. ¡Hasta pronto!

EL REGRESO DEL DESTRIPADOR

Pocket, comisario de Scotland Yard, se encontraba en casa del detective Edwards en aquel invierno de 1935 en Londres.
—Han hallado por las calles ocho víctimas degolladas –decía Pocket inquieto—. ¡Jack el Destripador ha vuelto!
—Entonces nos podemos tranquilizar —proseguía el investigador con ironía—. Nunca lo atraparán, como pasó en el año 1888.
El comisario se enfadó por el comentario.
—Estoy vigilando a Sir Gerry O’Connell, un aristócrata irlandés —añadía Edwards—. Desde su llegada han pasado estos crímenes.
Cada noche de su lujosa casa el citado noble salía con su coche y paseaba por Londres. El detective lo seguía desde su automóvil a una distancia prudente. Una vez lo perdió y, cuando lo localizó, vio cómo en un puente del Támesis, intentaba destripar a una muchacha. El detective intervino en el mismo momento. O’Connell disparó contra él, pero Edwards fue más rápido. La víctima todavía vivía y los dos contrincantes se lanzaban por la baranda del puente en una feroz pelea. Cayeron en las aguas del río. Entonces el investigador perdió el sentido.
Cuando despertaba, se encontraba en una cama del hospital. Pocket le habló.
—Los seguíamos —añadía él—. Los rescatamos. La muchacha descansa en otra habitación. Localizamos el cadáver del noble con el cuchillo clavado en el pecho. En la caída se lo clavó. Flotaba en el río.
Pocket decía orgulloso a la prensa que habían capturado al nuevo destripador mientras Edwards se recuperaba.

UN DIAMANTE DE ATLÁNTIDA

El detective Edwards se arrodilló ante un viejo moribundo en una oscura calle de Londres del 1936. El anciano decía que minutos antes lo habían atacado una banda de ladrones para robarle un diamante. Pero no lo encontraron y una cuchillada fue su castigo. En realidad lo tenía en una casa y pedía como una última voluntad que lo llevase a una bruja. Dijo la dirección y murió.
El detective se dirigió a la citada casa y vio un diamante de brillo carmesí en una mesa. Inmediatamente iba al hogar de la bruja.
Una vieja lo recibió. El investigador habló de los hechos y le mostró la joya. A continuación ella la lanzó al fuego y en las llamas se dibujaban enormes palacios, calles, gente que huía desesperadamente… Gigantescas olas anegaban aquella ciudad.
—Es Atlántida, el continente misterioso —explicaba la anciana—. El hombre que después moría era descendiente de este antiguo pueblo. No quería que se perdiera esta joya y por este motivo me la daba.
Seguidamente ella ponía la mano entre las llamas y sacaba el diamante.
—Gracias, amigo —decía la mujer—. ¡Vuelve a tu casa y no digas nada! Los supervivientes intentamos convivir con las actuales civilizaciones.

 

Xavier Parera
javierparera.blogspot.com

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