Entrevista a Juan Antonio López Benedí

Un madrileño recibe una nota urgente y enigmática: “Una exuberante mujer del este arruinó mi vida”. A partir de ese momento, el protagonista se siente intrigado, además de asaltarle innumerables dudas.

Tras mucho pensar, se decide a emprender un viaje a Pekín en busca de repuestas. Allí le esperan una serie de hallazgos que le revelarán importantes aspectos acerca de sus orígenes familiares, de sí mismo y de su historia, de la mano de una sorprendente mujer que lo enamora, convirtiéndose al mismo tiempo en inasequible para él.

Constantemente se debatirá entre intensos deseos, sentimientos, deberes y costumbres tanto propias como ajenas, en lo cultural y moral.

Conversamos con el escritor madrileño Juan Antonio López Benedí, acerca de esa misteriosa y sugerente Mujer del Este


1.- ¿Cómo surgió la idea de La mujer del este? ¿Hubo algún momento específico o experiencia personal que te llevó a crear esta historia de descubrimiento y autoconocimiento?
La verdad es que sí. Hubo un momento concreto, una experiencia literalmente alucinante, que me empujó a desarrollar la idea y documentarme para componer la historia. Un buen día me levanté y tenía la imagen mental de una mujer oriental vestida con una túnica de seda amarilla. No era sólo una representación; era una sensación intensa. Nunca había visto una mujer así. Porque tenía la peculiaridad de los ojos verdes. En ese momento no creía probable que existiera realmente ese rasgo y me puse a consultar catálogos de agencias de modelos orientales, por internet, hasta que descubrí un caso. Después me di cuenta que no sabía mucho sobre la historia actual de China y comencé a leer muchos libros, muchas novelas autobiográficas y pregunté a quienes habían vivido allí. Yo por entonces viajaba con cierta frecuencia a Suecia y allí me encontré con varios hombres (dos suecos y uno balcánico) casados con mujeres chinas. Una de ellas dirigía en Europa el movimiento Falun Gong, que me resultó sumamente interesante.

2. En la novela, el protagonista emprende un viaje tanto físico como emocional hacia sus raíces y una cultura lejana. ¿Tu experiencia en hermenéutica y educación influyó en la forma en que desarrollaste estos temas de búsqueda interior y cultural?
Cuando hice los estudios de doctorado en Hermenéutica, en la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente en Educación en la Universidad Autónoma de Madrid, me interesó mucho el mundo simbólico introspectivo, vinculado con el psicoanálisis, así como el imaginario colectivo relacionado con los mitos y las leyendas. Aunque se trataba de ámbitos más culturales más occidentales. Nunca me había interesado tan en profundidad por los orientales. Sin embargo, al toparme con esa experiencia, esa sensación de la mujer china vestida de amarillo, que se mantenía presente al fondo de mi mente, se convirtió en un reto y un estímulo. Había leído sobre el taoísmo, el budismo y el confucianismo, en un sentido filosófico, en mis estudios universitarios, de forma genérica. Profundizar en una forma vivencial, para encarnar al personaje, fue toda una aventura intensa. Me aportó muchísimo conocimiento y perspectiva enriquecedora. Por otra parte, también tuve contacto con alumnas y alumnos de origen chino en cartas clases y conferencias, lo que me permitió comprobar sus peculiaridades a la hora de interesarse por el conocimiento, el sentido de respeto y atención, diferentes a los modos estudiantiles europeos.

3. Has tenido algunos reconocimientos y experiencias en Europa y América. ¿Cómo crees que ha influido esta experiencia internacional en la manera en que abordas los temas de identidad y diversidad cultural en tu novela?
Como ya he dicho, visitar y trabajar en diferentes países de Europa y América ha sido importantísimo para afrontar la diversidad cultural de forma abierta y enriquecedora. Yo lo recomiendo encarecidamente. No se trata sólo de hacer turismo sino de convivir con personas que hablan lenguas diferentes, que tienen costumbres diferentes y ven el mundo desde perspectivas distintas. En la novela, el protagonista pasa por un proceso de admiración y sorpresa, dificultades de comprensión y comunicación, extrañeza, valoración y descubrimiento de una realidad práctica que cuesta ver al principio. La visión turística del mundo nos deslumbra y nos impide conocer realmente a las personas, los países, las problemáticas y necesidades. Hablar otra lengua nos hace pensar de forma distinta. Yo no hablo chino, aunque en esa época me lo planteé muy seriamente. Sin embargo, si traté con personas que lo hablaban y que me explicaban las ciertas peculiaridades del idioma, como por ejemplo que una misma palabra se puede pronunciar con ocho acentos distintos, cambiando totalmente su significado. Los matices de sonido, son esenciales. Eso también lo vi en los Estados Unidos y el Reino Unido. Los matices en la pronunciación del inglés, cuando estás aprendiendo la lengua, hacen que no podamos reconocer ciertas palabras. Y en Latinoamérica, los giros y significados de ciertos términos son también sorprendentes, como el verbo “coger”, entre otros. Hay expresiones muy naturales y aceptadas en un lugar que suenan muy mal en otro.

4. El concepto de una “mujer inalcanzable” es un hilo conductor en la historia. ¿Podrías compartir cómo construiste este personaje tan complejo? ¿Es un símbolo de algo más profundo en la vida del protagonista?
Creo que todos los seres humanos tenemos una representación idealizada de lo que popularmente se llama “la media naranja”, desde la época del diálogo “El Banquete” de Platón. Precisamente aquel conocidísimo filósofo griego introdujo el concepto de “Ideas puras” sublimes y que llegan a convertirse en absolutamente inalcanzables a través de la realidad nouménica kantiana, que también aparece en la propuesta de los arquetipos del inconsciente colectivo de Carl Jung. Y ese debate constante entre el deseo de alcanzar lo sublime, en contraste con la praxis limitada y corrupta de nuestra realidad inmediata, me parece un tema de fundamental importancia y con tentáculos en casi todos los órdenes de la vida. Para Salvador Dalí fue también la tragedia constante que marcó su obra. En ello me basé, a través de leves pinceladas en diferentes momentos de la historia, para ir componiendo el personaje. Para el protagonista se trata de la recuperación del paraíso perdido de su infancia. Y termina por comprender que nunca existió como lo imaginaba, aunque tuviera una forma de realidad en si misma que tampoco logra comprender del todo, por más que se esfuerza.

5. A lo largo de tu trayectoria, has trabajado en áreas como Inteligencia Emocional y Educación en Valores. ¿De qué manera se reflejan estos conceptos en las decisiones y en los dilemas morales del protagonista?
La inteligencia emocional y sus carencias en el personaje se están manifestando desde las primeras líneas en sus dudas, sus dificultades para comprender lo que realmente desea, aceptarlo y tomar decisiones al respecto. El temor con respecto a lo conveniente y lo improcedente es su forma de caminar por las páginas de la historia narrada. Eso incide en su autoimagen y autoestima. Tal debate íntimo y sutil, constante, se convierte en problemática moral con respecto al sentido del deber, los impulsos, los hechos y sus consecuencias. Hay un constante vaivén de indecisiones por sus dificultades a la hora de encauzar adecuadamente sus emociones y como resultado incide en los cinco aspectos básicos que marca Goleman con respecto a la Inteligencia Emocional: el autoconocimiento (él cree conocerse pero no es así), la automotivación (con rasgos taciturnos), la autorregulación emocional (una control constante que le hace sentir mal y estresado), la empatía (su constante peso moral le impide comprender los sentimientos ajenos) y las habilidades sociales (se muestra torpe en las relaciones).

6. Esta novela parece mezclar sentimientos intensos con un fondo cultural y filosófico. ¿Cómo fue el proceso de equilibrar todos estos elementos en la historia? ¿Hay algún autor, filósofo o pensador que te haya inspirado especialmente?
Antes me referí a ciertos pensadores en este sentido. No obstante, la influencia más directa podríamos encontrarla en Miguel de Unamuno. En sus escritos se presenta siempre ese debate entre los sentimientos y la razón. El equilibrio de todos los elementos se concreta en el ritmo de la narración. Para evitar la monotonía se va saltando de un elemento a otro, en una especie de danza. El proceso va asumiendo matices que componen un entorno cada vez más complejo, al estilo del “Bolero” de Ravel. Yo entiendo la vida, todas nuestras vidas, como procesos sumamente heterogéneos de los que no solemos ser conscientes. Para poder avanzar necesitamos un orden adecuado, una íntima organización de nuestro mundo personal. En eso consiste la armonía musical de la vida. Si no aprendemos a bailar esa danza nos desequilibramos y caemos en manos de la ansiedad, la depresión o el sinsentido. Eso es lo que procuro reflejar como sugerencia para las personas que leen la novela.

7. Tienes ya publicadas varias decenas de libros sobre temas diversos. ¿Qué distingue a La mujer del este de tus otros trabajos? ¿Sientes que esta historia refleja una evolución particular personal?
La mujer del este presenta esa danza a la que antes me refería. Se distingue de mis ensayos divulgativos por las metáforas y la sensibilidad, que incorporan los conceptos de manera diferente y abierta. Con ello me propongo trasladar temas filosóficos más abstractos y alejados de la comprensión de algunas personas, para convertirlos en cercanos por medio de la identificación emocional, de la empatía. Es una bocanada de aire fresco, cargado de perfumes con especias orientales, que llama la atención de nuestra naturaleza sutil, como si se tratara de ese lenguaje de abanicos que cito en sus páginas. También para mí, por supuesto, representa un paso evolutivo. Tal vez fuera esa la razón de la presencia imaginaria que me encontré en su momento y que se desvaneció al escribir la novela. Por supuesto, no creo que se tratara de ningún espíritu misterioso que me visitó. Me parece más adecuado pensar en la necesidad de un cambio, de un alimento intelectual y anímico nuevo que precisaba. Una oportunidad que agradezco, aunque al principio me hiciera dudar de mi cordura. En el proceso pude comprobar con otros escritores y artistas hablan de experiencias parecidas, en diferentes sentidos.

8. Finalmente, ¿qué esperas que los lectores encuentren en esta historia? ¿Hay algún mensaje o reflexión que te gustaría que se llevaran al terminar el libro?
Me gustaría que cada persona que la lea pueda experimentar la danza sutil que combina los pasos del sentir y el pensar. Me encantaría que tal dinámica les ayudara a descubrir nuevas sonrisas ocultas por diferentes rincones de su propia vida. Pero mi experiencia me dice que, precisamente por nuestras peculiaridades y diferencias humanas, seguramente serán ellas y ellos quienes me sorprendan a mí al encontrar cosas en las que yo no había pensado. Cuando compartimos algo, como este libro que escribí, ya no es solo nuestro; se convierte en un ente con vida propia a través de la imaginación y las resonancias de los demás. Por eso mismo, lo que desearía que cada lectora y lector se llevara es un aroma, un perfume de arco iris, para seguir construyendo juntos, desde nuestras diferencias enriquecedoras, un mundo cada vez más grandioso y admirable; una realidad más profundamente humana, con todos sus matices en armonía.

2 comentarios de “Entrevista a Juan Antonio López Benedí

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